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«literaria» de Vallejo, si entendemos como tal aquella
que revela algunas de sus opiniones sobre autores, lectu-
ras o proyectos poéticos, narrativos y teatrales {…} Son las
cartas que Vallejo le escribe a los jóvenes poetas que se
dirigen a él durante su vida parisina (Alejandro Peralta,
Emilio Armaza, José Varallanos, Nazario Chávez Alia-
ga, Juvenal Ortiz Saralegui, entre otros) las que más se
acercan a este tipo de correspondencia, si bien estas mi-
sivas se hallan motivadas por los envíos de libros que las
preceden {…}. El tono de la prosa de estos mensajes, tan
diferente del de la mayoría de su correspondencia, su-
giere que Vallejo sabía que se darían a la publicidad tar-
de o temprano. Este es un asunto que suele pasarse por Vallejo con Ernesto More. París, 1927
alto, pero que merece ser estudiado con detenimiento, El poeta tampoco fue ajeno a la geopolítica litera-
ya que existen indicios suficientes para creer que, desde ria, de la que se ocupó con lucidez en varios artículos
relativamente pronto, Vallejo fue consciente de la valía periodísticos y con la que lidió en primera persona: en
de su trabajo poético. Pese a sus detractores, sus compo- su condición de escritor latinoamericano afincado en
siciones recibieron elogios encendidos de algunos de los París y de autor de literatura proletaria con pretensiones
lectores más cualificados de su país y tuvieron un efecto de establecerse en Rusia. Las cartas a Fedor Kelin, que
sobre destacados creadores peruanos contemporáneos ahora se incorporan en su integridad al corpus de la co-
que, con distintos grados de inmediatez y de adhesión, rrespondencia, sugieren que el apartamiento de la vida
se rindieron a su obra poética. Aunque poco reseñada en literaria parisina entre 1932 y 1935 quizá deba ser visto
la prensa, la edición madrileña de Trilce tuvo, sin duda, como un reenfoque de sus esfuerzos hacia la aventura
un efecto canonizador, no solo en el corto plazo {…}. rusa. Sabemos que, tras su retorno a París en 1932, tuvo
Uno de los aspectos sobre la obra de Vallejo que una estancia precaria en la capital francesa, pues debía
las cartas revelan es, más bien, de índole pragmática, ya renovar su residencia anualmente y estaba prohibido de
que en ella es un motivo recurrente el constante inten- cualquier actividad política. Sea como fuere, este retrai-
to de Vallejo por tratar de vivir de su escritura. Sabe- miento no fue definitivo, como se observa en sus últi-
mos, gracias a las cartas, el relativo valor que el poeta mas cartas a Larrea y en múltiples cartas abiertas colec-
atribuía a su novela incaísta (titulada primero El candor tivas, que ponen de relieve su intensa colaboración con
de la tierra y luego Hacia el reino de los Sciris); en un pri- la causa antifascista tras el alzamiento militar en España.
mer momento, pensaba enviarla a un concurso literario De hecho, en cuanto a la práctica política, el de-
en París; posteriormente intentó vendérsela al gobierno cantamiento de Vallejo hacia el marxismo también se
de Leguía. Sus afanes periodísticos también están docu- puede trazar parcialmente con la ayuda de la correspon-
mentados en las cartas a Luis Varela y Orbegoso y a Ri- dencia. En ella se ve, primero, una relación eventual
cardo Vegas García, así como en los intentos de editar la con la actividad política, incluyendo su participación
revista La Semaine Parisenne. En la década de 1930, por en la vida universitaria (véase la carta a abierta a Orrego
otro lado, trata infructuosamente de montar sus obras de 1918) y, más tarde, sus ambiguas relaciones con el
de teatro, para lo que le escribe a Louis Jouvet, Gerardo gobierno de Augusto B. Leguía (sobresale su duda sobre
Diego y Fedor Kelin. Sin duda, el dinero juega un papel si debía publicar la entrevista que hizo al hermano del
importante en esta correspondencia y la abundancia de presidente), breves referencias a sus primeras lecturas
misivas en las que se solicita socorro económico convier- marxistas, su visión esperanzada sobre el futuro de la
te el tema en leitmotiv. Pero no todas las peticiones de au- Rusia soviética y su emocionada reacción ante los even-
xilio financiero son iguales y es fácil, cuando se leen con tos de la guerra civil española {…}.
detenimiento, encontrar matices distintos en ellas {…}. En la portada: César Vallejo en Niza, 1929.
UNA CARTA AL POETA ESPAÑOL JUAN LARREA
París, 31 Enero 1936.
Querido Juan:
Te quedaste en silencio. Supongo que estarás muy ocupado en los asuntos de las antigüedades. Espero tus nuevas noticias
acerca de este asunto, que sabes me interesa tanto como a ti.
Justamente, quiero que, si te es posible, me envíes algunas fotos de las piezas que integran tu colección, para hacerlas pu-
blicar aquí, con unas líneas mías. Más aún, mándame, si puedes, las fotos que no te hagan falta, sobre arqueología peruana o
paisajes andinos. Me han pedido varios artículos sobre estos temas y carezco de material fotográfico.
¿Qué es de Diego? ¿Está siempre en Madrid? Hazme el favor de darme su dirección, porque quiero escribirle.
De España no tengo nunca noticias. Alberti se marchó hace un mes. Supongo que le habrás visto allá.
¿Y Bergamín? ¿Le has visto?
Escríbeme, no te españolices tan pronto. Dame noticias grandes y profundas. España cobra ahora más interés que la misma
Francia. No seas flojo.
Yo sigo aquí marcando el paso. Nada de nuevo ni de viejo. Del Perú, tampoco. Tú sabes que a mí no me escribe nadie. ¿Y
tú? ¿Te han escrito los More? Ya ves que tengo que recurrir a ti, para obtener noticias de mi tierra (que, a las veras, es también
la tuya y, ante la ley, de tu hija).
Sigo en el boulevard Raspail. Aquí espero tus nuevas. Pronto. Yo sé lo que es la vida de Madrid: se tiene tiempo para todo;
hasta para escribir a los sinvergüenzas de París.
Georgette les envía, a ti, a Guitte y a los herederos, cariñosos recuerdos, y, junto a ellos, van trece abrazos de tu hermano.
César