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como los textos quechuas de la crónica                           diferentes variedades de la lengua y ex-
            de Pachacuti Yamqui Salcamaygua y de                             traído de textos confiables publicados
            los procesos de idolatría de Cajatam-                            en ellas. Luego comparamos estos usos
            bo. También hemos editado y traduci-                             con los que se observan en el corpus
            do un documento que consideramos                                 quechua colonial, el cual, ensamblado
            fundamental desde un punto de vista                              en unidades de 400 palabras, suma alre-
            histórico-cultural, el auto sacramental                          dedor de 1200 páginas. Completamos
            El robo de Proserpina de Juan de Espino-                         este corpus de base con la información
            sa Medrano, escrito y representado en                            que, sobre estos términos, contienen
            Cuzco a mediados del siglo xvii. Cree-                           los diccionarios, gramáticas, crónicas
            mos haber resuelto el antiguo problema   Uncu inca, s. xvi. The Metropolitan    y documentos diversos producidos en
            de la datación y atribución de Ollantay,   Museum of Art, Nueva York   español en los siglos xvi y xvii. Presen-
            así como del contexto de su representación. Finalmente,   tamos los usos observados en grupos diferenciados que
            hemos despejado el fantasma de la «Tragedia de la muer-  corresponden a otras tantas acepciones y formulamos
            te de Atahuallpa», superchería literaria del siglo xx que   una hipótesis que integra estas acepciones en un esque-
            un etnohistoriador incauto (Wachtel, 1971) había toma-  ma histórico {…}.
            do como testimonio de la «visión de los vencidos» {…}.  Los términos y las significaciones aquí estudiados se
               Dada la naturaleza de nuestras fuentes, el análisis   formaron en distintas épocas {…}. Dado que las primeras
            semántico requiere importantes precauciones, pues los   etapas de estas trayectorias léxicas pertenecen al período
            autores criollos y mestizos de la colonia tenían su propia   prehispánico, nos pareció indispensable presentar en un
            comprensión de las categorías del quechua y del aimara.   capítulo preliminar nuestra hipótesis sobre el foco origi-
            En muchos casos, por cierto, los usos presentes en las   nal del quechua y las etapas de su expansión geográfica
            fuentes pastorales y literarias reflejan el auténtico signi-  y diversificación dialectal, un tema sobre el que venimos
            ficado del término correspondiente, como sucede con   trabajando en paralelo a esta investigación de semántica
            apu, mallki, marka y suyu. En otros casos, sin embargo,   histórica. Como se constatará, esta hipótesis se aparta
            los autores proyectan sobre el término nativo una sig-  de modo radical de la que formuló Alfredo Torero hace
            nificación hispana. «Huaca» (wak’a) ofrece, sin duda,   cincuenta años {…}.
            el ejemplo más extremo de ello, pues el clero lo utilizó   Los  términos que  hemos  elegido  estudiar  son  los
            casi sin restricción para expresar el concepto cristiano   que aparecen mencionados con mayor frecuencia en las
            de ‘ídolo’. En un caso como este, la literatura pastoral   crónicas, es decir, los que fueron identificados por los
            quechua resulta de limitada utilidad para la elucidación   españoles como resaltantes, particulares, intraducibles
            del significado indígena, de modo que el análisis debe   y relevantes para la comprensión del mundo indígena.
            centrarse en las fuentes de autoría indígena y en la len-  Esperamos demostrar que el estudio de tales términos es
            gua actual. Los adjetivos qhapaq y wakcha plantean un   la mejor vía, y la más segura, para descubrir hechos socia-
            problema comparable en la medida en que suelen ser   les, políticos y religiosos significativos. Más de la mitad
            usados en los textos cristianos con los significados «occi-
            dentales» de ‘rico’ y ‘pobre’, respectivamente. Pero este   de los términos aquí examinados pertenecen al ámbito
            caso difiere en parte del de wak’a, pues la implantación   político (apu, awqa, inka, kuraqa, etc.) y se mantuvieron
            de una economía monetarizada y del cristianismo en   en uso a lo largo de todo el período colonial, mientras si-
            los Andes llevó a que el significado de qhapaq y wakcha   guió existiendo una «república de indios» vertebrada por
            evolucionara profundamente en la lengua misma y se   instituciones y élites propias, que utilizaban el quechua
            acercara en muchos contextos a dichas significaciones.   como idioma de gobierno. Otras instituciones o relacio-
            Como se verá en este libro, solo un examen minucioso   nes sociopolíticas desaparecieron sin duda muy pronto
            de las fuentes y la consideración de algunos usos rema-  después de la conquista y resultan por eso más difíciles
            nentes en las variedades modernas de la lengua permi-  de aprehender a través de la documentación, como por
            ten detectar que qhapaq y wakcha significaron, antes de   ejemplo las del pachaqa (‘mayordomo de las haciendas
            la colonización, ‘munificente’ y ‘allegado’.       del Inca’), del pinas (‘cautivo de guerra’) o del tuqrikuq
               Otra de las razones por las cuales la etnohistoria des-  (‘gobernador’), que no abordamos en este volumen.
            deñó las fuentes en lenguas indígenas ha sido la nítida   A través de los diecinueve capítulos que constituyen
            división del trabajo que se estableció a partir de la déca-  este libro, creemos esbozar una comprensión nueva de
            da de 1960 entre historiadores o antropólogos, por una   los sistemas políticos andinos en los últimos siglos pre-
            parte, y lingüistas, por otra. Estos últimos raras veces lo-  hispánicos, así como de su devenir colonial e incluso,
            graron abordar las cuestiones de vocabulario desde una   en algunos casos, republicano. La investigación sobre
            perspectiva aprovechable por sus colegas de otras disci-  el vocabulario quechua y aimara deberá continuarse.
            plinas. En este sentido son excepcionales los estudios   Inalcanzable fuera de las palabras que la expresaron,
            de Gerald Taylor, en particular aquellos relativos a los   la particularidad de las relaciones sociales que crearon
            significados antiguos del verbo kama- ‘comunicar su ser   los andinos saldrá entonces a la luz y podrá ser compa-
            a’, del sustantivo supay ‘alma salida del cuerpo’ ‘diablo   rada con otros sistemas en el mundo. Hasta ahora, en
            (cristiano)’ o de los términos analizados en el estudio   efecto, la antropología social comparada casi no ha po-
            preliminar de su edición del Manuscrito de Huarochirí.   dido tomar en cuenta los Andes, debido a la manifies-
            Estos trabajos constituyen la fuente de inspiración más   ta debilidad de nuestro conocimiento de los sistemas
            directa del presente estudio {…}.                  sociopolíticos de la época prehispánica final. Atribui-
               En la mayoría de las pequeñas monografías léxicas   mos esta debilidad a la escasa atención que se prestó al
            que conforman este libro, nuestro punto de partida ha   vocabulario nativo en comparación con lo realizado en
            sido la diversidad de los referentes y empleos que cada   otras partes del mundo.
            término tiene en la actualidad. La describimos a partir
            de la información que hemos recogido de hablantes de   En la portada: Anónimo. Sinchi Roca. Colección particular, París.
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