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JOSÉ BERNARDO ALZEDO
AVATARES DE UNA VIDA MUSICAL
Zoila Vega SalVatierra*
Pardo, hijo ilegítimo, donado agustino y posteriormente monje dominico exclaustrado, músico religioso
y también militar, José Bernardo Alzedo Retuerto (Lima, 1788-1878) fue un personaje que nació
aparentemente condenado a una vida ensombrecida por los prejuicios y la desigualdad. Sin embargo,
su esfuerzo, su talento y una serie de circunstancias irrepetibles lo colocaron en el centro de la historia
republicana como el creador del símbolo musical por excelencia del Perú: el Himno Nacional.
lzedo siempre tuvo en alta esti- este símbolo patrio en particular. Es
Ama la formación teórica que ha- muy posible que la canción patrióti-
bía recibido en su infancia, transcu- ca «Somos libres» fuera escuchada en
rrida en los ambientes conventuales escena y tuviera una popularidad cre-
de San Agustín y de Santo Domingo ciente, junto con alguna otra obra de
en la ciudad de Lima. La suya fue Alzedo, como la canción «La chicha». Y
una educación típica de un músico que fuera repetida, divulgada e incluso
perteneciente a las capillas musicales adaptada en ceremonias oficiales, des-
de los conventos e iglesias limeñas, files, actividades cívicas diversas, lo que
a finales del siglo xViii, que incluía provocó que se perdiera la versión ori-
una serie de disciplinas orientadas ginal que hasta ahora no ha podido ser
al servicio religioso. Entre las disci- hallada y pululasen versiones cada vez
plinas en las que un niño cantor era más divergentes hasta que Claudio Re-
adiestrado en estos lugares, se halla- J. B. Alzedo, Lima ca. 1870 bagliati, en 1868, arregló una versión
ban la teoría musical, el canto, la composición y autorizada por el Estado peruano y la aquiescencia del
un conocimiento preciso de la liturgia que regen- mismo compositor, que se ha convertido en la versión
taba la actividad musical de las iglesias. oficial actual.
Esa formación rigurosa influyó poderosamente Pero además de volverlo famoso por la canción
en su concepción sobre el cómo y el por qué ha- patriótica peruana, la guerra independentista tuvo
cer música, oficio que ejerció toda su vida. No es otro efecto en la vida de Alzedo. La música en los ejér-
baladí que haya escrito un tratado titulado Filoso- citos de la época no cumplía un papel puramente de-
fía elemental de la música (1868) como el resultado corativo, sino que jugaba un rol semiótico de enorme
de una larga reflexión sobre los principios teóricos importancia. Por esa razón, los regimientos debían
que asimiló en su juventud y puso en práctica en su disponer de por lo menos uno o dos profesionales
quehacer profesional. Este tratado -considerado por encargados de transmitir las órdenes más indispensa-
varios estudiosos el mejor escrito en Sudamérica en bles tanto en el campamento como en el campo de
el siglo xix- fue fruto no solo de una recopilación de batalla con total precisión. Esto dio como resultado
su propio saber sino de la integración de nuevos te- que muchos músicos civiles y eclesiásticos, que tenían
mas que incorporó a lo largo de su dilatada carrera enormes dificultades para encontrar sustento en las
y de la discusión con algunos autores europeos, que alicaídas capillas eclesiásticas, encontraran oportuni-
ignoraron casi completamente el rico legado musi- dades laborales alistándose en los ejércitos de ambos
cal hispanoamericano en sus nacientes historias de bandos. Esa fue la oportunidad que se le ofreció a
la música occidental. Alcedo en 1822, cuando se alistó en el Batallón n°
La composición de la obra que lo hizo famoso 4 como músico mayor y donde dirigió la banda del
está aún teñida de la leyenda asociada a la retórica in- cuerpo. Como parte de este batallón, participó en al-
dependentista. Recientes estudios han determinado gunas acciones presumiblemente en el Callao y en la
las semejanzas entre el Himno Nacional y las marchas zona de Moquegua entre 1822 y 1823. Para fines de
patrióticas de moda en aquel entonces, que eran en- este último año fue enviado a Chile, donde se le dio
tonadas por ambos ejércitos: el independentista y el de baja y se le autorizó a usar el uniforme del batallón
realista, estacionados en diversas urbes y pueblos en en la vida civil.
el Perú. No se ha logrado determinar si efectivamente Lejos de lo que puede suponerse, no le fue fácil
fue estrenada en el mes y año que la mayoría de las adaptarse a la nueva capital. En 1829, estaba de regre-
fuentes menciona -septiembre de 1821 por lo general-, so en el Perú intentando abrirse camino en la ciudad
ya que no es posible encontrar un solo documento en la que había dado sus primeros pasos, pero al no
oficial que confirme los resultados del concurso que poder conseguir un trabajo estable, tuvo que retornar
el Libertador José de San Martín convocó para elegir a Santiago donde al menos le era posible vivir como
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